Francia ha comenzado a exigir pruebas de mayoría de edad para acceder a sitios web pornográficos, implementando medidas como la verificación mediante selfies en vídeo analizadas por inteligencia artificial o el envío de documentos de identidad. El objetivo es reducir la exposición de menores a contenido adulto, tras un estudio que revela que más de dos millones de adolescentes accedieron a pornografía en 2023, un aumento significativo respecto a 2017. La norma, efectiva desde el 11 de enero, sustituye las declaraciones simples de edad por verificaciones externas, garantizando el anonimato del usuario. Las páginas que no cumplan con esta normativa podrán ser bloqueadas, aunque la obligación es inmediata solo para webs fuera de la UE, con un periodo de adaptación para las europeas. La industria pornográfica ha criticado la medida, calificándola de ineficaz y un riesgo para la privacidad de los usuarios.
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