Ourense enfrentó jornadas intensas y continuas en un esfuerzo por combatir una serie de incendios devastadores, en lo que se ha catalogado como el peor agosto en términos de incendios forestales en la historia de España. Lejos del bullicio, los equipos de emergencia trabajaron sin descanso para controlar las llamas, que amenazaron comunidades y recursos naturales. La situación llevó al límite a los servicios de emergencia, resaltando la urgencia de medidas preventivas más efectivas ante el agravamiento de condiciones climáticas extremas en la región.
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