Durante el último debate de «Gran Hermano» emitido el domingo 3 de noviembre, se desató una controversia cuando se reveló que varios concursantes habían estado incumpliendo las normas del programa para asegurar el prestigioso título de «Big Bro», que permite salvar a un nominado. Ion Aramendi, presentador del debate, advirtió a los participantes que las estacas del juego semanal debían ser colocadas en sus baúles personales y cualquier infracción resultaría en la pérdida de la prueba y un ajustado presupuesto de un euro por persona al día. Como consecuencia, el título de «Big Bro» se disputó en un nuevo reto, resultando Adrián vencedor. Se le ofreció escoger entre más alimentos o salvarse de la nominación, optando por la segunda opción a pesar del descontento entre sus compañeros, quienes llevan semanas sufriendo con el limitado presupuesto de comida.
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