Grupo de Derechos Digitales Insta al Reino Unido a Revocar la Controvertida Ley de Seguridad en Línea

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María MR

Desde la entrada en vigor de la Ley de Seguridad en Línea en el Reino Unido a finales de julio, la polémica ha estado a la orden del día. La legislación, que busca imponer controles de edad como medida de seguridad en la navegación por internet, ha suscitado un gran rechazo por parte de los usuarios, quienes denuncian lo que consideran un régimen de censura. Tan solo pocos días después de su implementación, las aplicaciones VPN se dispararon en las descargas de la App Store de Apple, demostrando el descontento generalizado.

Este sentimiento de rechazo se ha cristalizado en una petición pública que ya ha superado las 400,000 firmas, dirigida al Parlamento inglés para que derogue o reforme esta controvertida ley. Con más de 550,000 personas solicitando cambios en la legislación, el movimiento es una de las protestas más significativas en el ámbito digital de la historia reciente del Reino Unido.

En un esfuerzo por influir en el debate parlamentario programado para el 15 de diciembre, la Electronic Frontier Foundation (EFF) se ha aliado con Open Rights Group, Big Brother Watch e Index on Censorship, presentando un informe a los legisladores británicos. El documento pretende alentar a los políticos a atender las voces de sus electores y oponerse a la Ley de Seguridad en Línea.

Para muchos, la normativa representa una amenaza a la privacidad y una restricción a la libertad de expresión, dados los controles que introduce sobre el discurso en línea. Asimismo, se ha destacado que las medidas establecidas exponen a los usuarios a discriminación algorítmica, mediante verificaciones faciales, y bloquean el acceso a millones de personas que carecen de dispositivos personales o identificación válida.

El informe también señala las consecuencias negativas de la ley en el ecosistema digital, como la dificultad para que organizaciones sin ánimo de lucro y grupos comunitarios gestionen sus propios sitios web, la eliminación injustificada de ciertos tipos de contenido y la aplicación indiscriminada de verificaciones de edad.

Esta situación ha suscitado un amplio consenso en torno a la idea de que la ley actual favorece en demasía la censura, elevando riesgos innecesarios para la libertad de expresión. Los defensores de la derogación no niegan la importancia de proteger a los menores, sino que promueven una legislación equilibrada que resguarde a los niños y respete los derechos fundamentales, incluyendo los de libertad de expresión de los menores.

El desafío para el Parlamento es claro: restaurar la confianza en que la seguridad en línea puede coexistir con los derechos a la libertad de expresión. Si el Reino Unido mantiene su aspiración de ser el lugar más seguro para la navegación en línea, es crucial que oriente su liderazgo hacia políticas que protejan de manera efectiva a todos los usuarios, en lugar de imponer una legislación restrictiva que, paradójicamente, perjudica a aquellos a quienes dice querer proteger.

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