En la actualidad, la conexión entre la nutrición y la salud bucal cobra más relevancia que nunca. Según el reconocido odontólogo Iván Malagón, la elección de los alimentos no solo afecta nuestra figura, sino también el estado de nuestros dientes, jugando un papel crucial en la prevención de enfermedades bucales graves.
Las verduras y frutas emerge como aliadas indiscutibles de una sonrisa saludable. Vegetales crujientes como zanahorias y rábanos eliminan los restos que pueden manchar los dientes, mientras que frutas como manzanas y kiwis contribuyen a la limpieza de dientes y encías. Los lácteos, por su parte, con su contenido de ácido láctico, no solo ayudan a limpiar los dientes, sino que también combaten el mal aliento.
Sin embargo, no todos los alimentos gozan de esta reputación favorable. Productos como las cebollas, ajos y chips, aunque comunes en muchas dietas, pueden causar mal aliento y desgaste en el esmalte dental. Las conservas, debido a su acidez, deben consumirse con moderación debido al daño que pueden causar al esmalte.
Las bebidas también juegan un papel importante en la salud dental. Mientras que infusiones como el té verde ofrecen propiedades antioxidantes beneficiosas, las bebidas carbonatadas y ácidas pueden desmineralizar el esmalte si no se tiene cuidado. Es aconsejable moderar el consumo de zumos cítricos y optar por combinaciones que reduzcan su acidez.
La relación entre los alimentos y la salud dental no es una mera cuestión de estilo de vida; cuidar de nuestros dientes empieza desde lo que seleccionamos para llevar al plato. Este Día Mundial de los Alimentos, reflexionemos sobre cómo podemos mejorar nuestra salud comenzando por la boca, recordando siempre que una sonrisa saludable comienza con elecciones conscientes y bien informadas en nuestra dieta diaria.