Cerrar una cuenta bancaria que ha caído en desuso podría parecer un trámite sencillo, pero si no se siguen ciertas pautas, el proceso puede derivar en situaciones imprevistas como cargos sorpresivos o la continuidad no deseada de la cuenta.
El primer paso crucial en este procedimiento es examinar el saldo disponible y corroborar la inexistencia de comisiones pendientes. Si la cuenta aún tiene fondos, es fundamental retirarlos o transferirlos a otra cuenta. Por otro lado, en caso de que existan deudas con el banco, estas deben liquidarse inmediatamente para evitar futuros cargos.
Otro aspecto vital a considerar es la cancelación de todos los recibos domiciliados o pagos automáticos asociados con la cuenta planificada para cerrar. Continuar con estos retiros podría generar saldos negativos que conllevarían a cargos adicionales. La formalización del cierre de la cuenta generalmente requiere que el cliente se presente en su sucursal bancaria. Sin embargo, muchas instituciones ahora ofrecen la posibilidad de efectuar este trámite de manera online mediante servicios de banca digital. Cabe destacar que ciertas entidades bancarias podrían solicitar al cliente la firma de un documento que oficialice la solicitud de cierre, siendo también recomendable solicitar un comprobante que certifique la cancelación efectiva de la cuenta.
Este paso es de suma importancia para esquivar los costes relacionados con el mantenimiento de cuentas inactivas, dado que algunas instituciones aplican cargos específicamente para estas situaciones. Por último, confirmar que el cierre se haya implementado de manera correcta es esencial. Esto se puede lograr revisando de nuevo la plataforma digital del banco o contactando al servicio de atención al cliente para asegurarse de que la cuenta haya sido completamente eliminada del registro de productos contratados por el cliente.
Realizar este proceso de manera minuciosa y ordenada es crucial para esquivar cualquier cobro inesperado así como otros posibles inconvenientes que podrían surgir.