En Estados Unidos, la tradición de dejar propina, nacida de la estrategia de los empleadores para evitar pagar sueldos justos tras la esclavitud, ha permeado casi todos los servicios y se ha vuelto un tema electoral central. Donald Trump y Kamala Harris han propuesto eliminar los impuestos sobre las propinas, ganándose el apoyo de trabajadores dependientes de este ingreso. Sin embargo, expertos critican la medida por no mejorar significativamente las condiciones laborales y consideran que podría agravar las desigualdades y complicar la recaudación fiscal. La propuesta, que busca atraer al electorado de clase trabajadora, es vista como un paliativo que ignora soluciones de fondo como el aumento del salario mínimo.
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