La Universidad de Harvard ha rechazado las demandas de la Casa Blanca que condicionan su acceso a casi 9.000 millones de dólares en financiación federal. Entre las exigencias se incluyen la eliminación de programas de diversidad, prohibiciones relacionadas con manifestaciones y cambios en políticas de contratación. La administración del presidente Trump ha justificado estas solicitudes como medidas contra el antisemitismo, vinculándolo con protestas recientes en respuesta a la ofensiva israelí en Gaza. Alan M. Garber, presidente de Harvard, reafirmó la independencia de la institución y cuestionó la intromisión gubernamental en el ámbito educativo. Este enfrentamiento marca un desafío significativo para las políticas federales frente a las universidades de élite.
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