Las autoridades estadounidenses continúan en la búsqueda de supervivientes tras el grave accidente que involucró a un avión comercial de American Eagle, con 67 personas a bordo, que colisionó con un helicóptero militar Black Hawk en el río Potomac, Washington. El siniestro, que ocurrió durante el acercamiento al aeropuerto Ronald Reagan, dejó múltiples víctimas mortales aún no especificadas, mientras que el río constituye un reto para los equipos de rescate debido a las bajas temperaturas y los fuertes vientos. La alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, informó del operativo de emergencia desplegado, aunque evitó divulgar cifras de víctimas. El presidente Trump expresó sus críticas sobre la evitabilidad del choque, mientras que el secretario de Transporte, Sean Duffy, quien acaba de asumir el cargo, confirmó que la NTSB ya inició una investigación. El aeropuerto Reagan permanece cerrado tras el primer accidente aéreo comercial de esta magnitud en más de una década en el país.
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