En solo dos semanas, Hizbulá ha sufrido un revés devastador con la muerte de su líder principal, Hasan Nasralá, y varios altos dirigentes militares, víctimas de una serie de bombardeos israelíes. Estos eventos han dejado al grupo chií libanés, apoyado por Irán, en una crisis existencial, con la mitad de su consejo de liderazgo eliminado y miles de seguidores afectados. En medio de los ataques, la organización busca identificar y eliminar los fallos de seguridad que permitieron estos atentados. El impacto regional es profundo, con Israel, respaldado por Estados Unidos, dispuesto a desafiar el statu quo en Oriente Medio. Mientras tanto, el nuevo líder Hashem Safi al Din se enfrenta al desafío de reestructurar y mantener la resistencia del movimiento, a pesar del duro golpe recibido.
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