En enero de 2025, Israel lanzó una operación militar en Cisjordania, marcando la mayor incursión desde 2005, en un contexto de ruptura de un alto el fuego en Gaza. La ofensiva, dirigida por el ministro de Defensa Israel Katz, resultó en el desplazamiento forzoso de al menos 32,000 palestinos de campamentos como Nur Shams, Yenín y Tulkarem. Hasta octubre, los desplazados siguen sin poder regresar, mientras que imágenes satelitales revelan la destrucción significativa de infraestructuras. Human Rights Watch (HRW) ha publicado un informe acusando a Israel de crímenes de guerra, similar a los alegados en Gaza, llamando la atención del Tribunal Penal Internacional para que investigue al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y otros oficiales. La actuación militar ha sido interpretada como parte de una estrategia de cambio demográfico y territorial, intensificando las críticas hacia las políticas de Israel en los territorios ocupados.
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