El reciente lanzamiento del proyecto de infraestructura urbana en Ciudad de México ha generado tanto expectativas como preocupaciones entre los residentes y expertos. Este ambicioso plan, respaldado por inversiones significativas del sector privado, busca modernizar el sistema de transporte público y mejorar la accesibilidad en áreas tradicionalmente desatendidas. Sin embargo, críticas han surgido debido a posibles desplazamientos de comunidades y al impacto ambiental que podría acarrear dicha modernización. Las autoridades locales insisten en que el proyecto se llevará a cabo con un enfoque sostenible e inclusivo, prometiendo diálogo y medidas para mitigar efectos adversos.
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