La mortalidad infantil en Estados Unidos ha aumentado un 6% desde que el Tribunal Supremo anuló el fallo Roe v. Wade, que protegía el derecho al aborto, según un estudio publicado en la revista JAMA. Esta subida, que se traduce en 500 muertes adicionales de bebés al año, está vinculada a la prohibición total o parcial del aborto en 16 estados desde la derogación en junio de 2022. Los investigadores advierten que las restricciones incrementan la mortalidad infantil debido a embarazos con malformaciones congénitas y a la falta de acceso a cuidados médicos en embarazos de alto riesgo. La mortalidad se ha incrementado desproporcionadamente entre bebés negros no hispanos y en Texas. El estudio resalta una tensión entre derechos reproductivos y políticas restrictivas, en un contexto donde el aborto es una cuestión central en el espectro político estadounidense.
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