La imposición de aranceles por parte de Donald Trump ha suscitado debates sobre cómo Europa podría aprovechar esta crisis para redefinir su modelo cultural, que, según el fallecido crítico Frederic Jameson, ha pasado de ser una expresión artística a convertirse en un producto de consumo masivo en el mundo globalizado. Jameson advirtió sobre los peligros de un postmodernismo subordinado al mercado global, que podría alienar la cultura al eliminar los conflictos reales del mundo en favor de un arte banal. El modelo francés de protección y estimulación del cine propio demuestra la posibilidad de mantener una cultura exitosa y distintiva sin depender de la industria estadounidense, utilizando medidas proteccionistas que fomentan la producción local. Ante la dificultad que presentan los aranceles, Europa debe considerar reducciones en los costos de producción o incentivar el consumo interno, opción que podría ofrecer una oportunidad para revalorizar su identidad cultural y económica. La cultura, con su componente humanístico, es más vulnerada por la homogenización del mercado que otras industrias, y el caso francés ilustra cómo la diversidad cultural puede generar mayor riqueza y autonomía que el sometimiento al mercado global.
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