Estados Unidos ha perdido su última calificación crediticia sobresaliente, según Moody’s, sumándose a decisiones anteriores de Fitch y Standard & Poor’s. La rebaja se debe a la preocupación por la creciente deuda estadounidense, que asciende a 36 billones de dólares, y las implicaciones de un reciente proyecto de recortes de impuestos. Como resultado, los bonos del Tesoro han visto un incremento en sus rendimientos, con el bono a 30 años superando el 5%. Estos movimientos reflejan la incertidumbre económica intensificada por los aranceles de Trump. La administración de Trump ha criticado la rebaja y defendido sus políticas económicas, aunque la calificación reducida podría incrementar el costo del crédito para el gobierno y aumentar la presión sobre la Reserva Federal.
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