El nuevo primer ministro de Francia, Michel Barnier, enfrenta una ardua tarea en medio de tensiones políticas y resistencia a su plan económico. La izquierda radical impulsa un proceso constitucional para destituir al presidente Emmanuel Macron, mientras Barnier lucha por formar un Gobierno viable. Su propuesta de aumentar impuestos ha generado rechazo incluso dentro del partido de Macron, Ensemble pour la République. La confrontación entre Barnier y su predecesor, Gabriel Attal, y la compleja situación impositiva, hacen difícil el panorama gubernamental. Una encuesta reciente muestra que el 44% de los franceses desean una nueva disolución de la Asamblea en junio, reflejando una significativa inestabilidad política.
Leer noticia completa en El Pais.