La presencia de insectos en productos alimenticios cotidianos ha crecido en los supermercados debido a una normativa de la Unión Europea que desde 2021 permite la incorporación de insectos procesados, como el gusano de la harina, grillo doméstico y escarabajo del estiércol en formas como polvo y pasta. Aunque estos ingredientes son aprobados por su seguridad nutricional y beneficios medioambientales, su inclusión suele pasar desapercibida en los etiquetados, generando confusión y preocupación en los consumidores, especialmente en aquellos con alergias alimentarias o preferencias dietéticas como el vegetarianismo. La falta de claridad en la identificación de estos ingredientes ha suscitado un debate sobre el derecho a la información clara para que los consumidores puedan tomar decisiones conscientes sobre su dieta.
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