La reciente respuesta de Teherán a un ataque de Estados Unidos recuerda la acción medida que realizó en 2020, después del asesinato del general Qasem Soleimani. En ese entonces, Irán optó por una represalia calculada que evitó una escalada significativa del conflicto. Esta nueva reacción sigue un patrón similar, buscando equilibrar un acto simbólico de resistencia con la prevención de una confrontación más amplia. La estrategia de Irán parece centrarse en demostrar su capacidad de respuesta sin provocar un enfrentamiento directo y prolongado.
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