Israel ha desatado una crisis sin precedentes en Oriente Próximo al eliminar al líder de Hizbulá, Hasan Nasralá, en un bombardeo en Beirut. La muerte de Nasralá ha agitado las tensiones en la región, con Irán, principal patrocinador de Hizbulá, anunciando luto y venganza. El Líder Supremo iraní, Ali Jamenei, pidió a los musulmanes unirse en apoyo a Hizbulá. En respuesta, Estados Unidos respalda a Israel, ordenando la evacuación de su personal diplomático en Beirut y reafirmando su compromiso con la defensa israelí. Netanyahu y altos mandos israelíes señalaron que «el trabajo no está terminado» y advirtieron sobre futuros ataques mientras la región se prepara para posibles represalias.
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