Este año, Irán ha llevado a cabo la ejecución de 1.000 personas, alcanzando la cifra más alta en los últimos 15 años, según informes recientes. La situación ha generado preocupación internacional y reacciones de organizaciones de derechos humanos que critican la política iraní hacia la pena capital. Se señala que estas acciones reflejan una tendencia creciente en el uso de la pena de muerte en el país, lo cual ha suscitado llamados urgentes para una reevaluación de sus prácticas judiciales.
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