Israel ha intensificado sus operaciones militares en el sur de la Franja de Gaza, expandiendo la «Operación Poder y Espada» que ha implicado el desalojo masivo de civiles y la anexión de nuevas áreas a sus «zonas de seguridad». Esta decisión, que ha suscitado críticas tanto de las familias de rehenes en Gaza como de organizaciones internacionales, busca eliminar infraestructura terrorista y liberar a los rehenes, según el ministro de Defensa, Israel Katz. Entretanto, enfrentando una grave crisis humanitaria, Gaza permanece bloqueada sin acceso a suministros básicos desde marzo. Organismos como Médicos sin Fronteras denuncian la escasez crítica de recursos médicos. En medio de esta escalada, el Foro por la Vida urge al gobierno israelí a retomar el acuerdo con Hamás para la liberación de rehenes, mientras la ONU califica de «ridículas» las aseveraciones de Israel sobre la suficiencia de alimentos en el enclave palestino.
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