Israel intensificó su ofensiva contra Hizbulá tras el discurso del primer ministro Benjamin Netanyahu en la ONU, ordenando un ataque al cuartel general del grupo chií en Dahiye con el objetivo de eliminar a su líder, Hasan Nasralá, quien resultó ileso. La acción, confirmada por el portavoz de la Fuerza Aérea Daniel Hagari, se enmarca en la respuesta a los continuos ataques de Hizbulá contra Israel. En Beirut, los bombardeos provocaron un caos con numerosos edificios destruidos y un elevado número de víctimas. Desde el lunes, Israel ha atacado más de 2.000 objetivos en el Líbano, con un saldo de al menos 700 muertos y 1.835 heridos, en la jornada más sangrienta desde la guerra civil de 1975.
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