En la Asamblea General de la ONU, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, hiló un discurso categórico sobre el estado de guerra de Israel «luchando por su vida» y reiteró la búsqueda de paz por parte de su nación. Netanyahu acusó a Irán y sus aliados de encarnar «la maldad» y enfatizó que Israel ganará la lucha, no por elección, sino por necesidad. Sin embargo, la violencia continúa con bombardeos en Líbano y Gaza, generando altas cifras de víctimas civiles. Desde Palestina, el presidente Mahmud Abás criticó a Israel, pidiendo detener la venta de armas y el «genocidio», destacando las atrocidades sufridas por los palestinos y acusando a Estados Unidos de obstaculizar el cese al fuego. Al tiempo, el ejército israelí sigue atacando objetivos de Hizbulá en Líbano, elevando la tensión de la región a niveles críticos y elevando el riesgo de una guerra total.
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