El ejército israelí lanzó un ataque aéreo sobre Irán en la madrugada del sábado, dando lugar a una serie de explosiones en Teherán y Karaj. Según el portavoz militar israelí, Daniel Hagari, los ataques fueron precisos y dirigidos a objetivos militares en respuesta a meses de continuos ataques por parte de Irán y sus aliados en la región. Aunque el alcance real de los bombardeos es incierto, se presume que no fueron contra instalaciones nucleares ni petrolíferas, en línea con las peticiones de Estados Unidos para evitar una escalada a una guerra regional. Mientras tanto, Irán ha minimizado el impacto de los ataques, destacando que sus sistemas antiaéreos han operado eficazmente. En respuesta al movimiento israelí, Irán y Irak cerraron su espacio aéreo. Estos eventos llegan en un contexto de tensión creciente en Oriente Próximo, donde ambos países han intercambiado ataques este año, aumentando el riesgo de una confrontación directa. La ofensiva de Israel se destaca como parte de un ejercicio de autodefensa, coordinado estrechamente con Estados Unidos, que ha enviado una batería antiaérea THAAD a Israel para fortalecer sus defensas en previsión de una posible represalia iraní.
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