Las jubilaciones demoradas representan el 11,3% de las nuevas altas, alcanzando una edad promedio de acceso de 65,3 años, según datos recientes. Este incremento en la edad de jubilación refleja una tendencia hacia la extensión de la vida laboral entre los trabajadores, posiblemente motivada por factores económicos y cambios en las políticas de pensiones. La situación plantea interrogantes sobre las implicaciones para el mercado laboral y la sostenibilidad del sistema de seguridad social.
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