En el complejo escenario político catalán, Oriol Junqueras, líder de Esquerra Republicana, reafirma su posición de no facilitar un gobierno de extrema derecha en España, mientras Junts, encabezado por Carles Puigdemont, enfrenta dificultades internas para redefinir su posición en el ámbito nacionalista conservador. Con la desaparición de Ciudadanos y el auge de la extrema derecha, el centro político se desdibuja, empujando a los partidos a replantear estrategias. Puigdemont, que vuelve al centro de atención tras su intento fallido de presidir la Generalitat, es visto como un símbolo de resistencia que podría obstaculizar la necesaria renovación interna de Junts. La solución parece radicar en un giro hacia el regreso a su esencia original, un retorno al espacio que alguna vez unió poder económico y clases medias catalanistas, lo cual podría concretarse solo cuando Puigdemont decida apartarse para abrir paso a nuevas dinámicas dentro del partido.
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