Hace un año, Karol Nawrocki era un desconocido en Polonia, pero ahora se perfila como uno de los protagonistas de la política nacional. Este historiador de Gdansk, conocido por su dirección del Instituto de Memoria Nacional y su papel en la remoción de monumentos soviéticos, ha sido presentado como «candidato ciudadano» a la presidencia por el partido Ley y Justicia (PiS). Pese a su falta de experiencia política, su figura humilde y conservadora ha ganado terreno frente al liberal Rafał Trzaskowski. Nawrocki ha enfrentado controversias por escándalos del pasado, que van desde abuso de ancianos hasta facilitación de prostitución, aunque sus seguidores lo ven como víctima del establishment. Tras quedar cerca de Trzaskowski en la primera vuelta electoral, Nawrocki promete un liderazgo confrontacional, especialmente en temas de política exterior y relaciones con Ucrania.
Leer noticia completa de Internacional en El Independiente.