Blanca Roselby Alberto, una mujer salvadoreña embarazada, espera con su hija en la puerta de la nueva sede de la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (Comar) en Iztapalapa, buscando renovar sus permisos migratorios. El retraso en el procesamiento de documentos se debe al cierre de la antigua sede en la colonia Juárez, que fue reubicada tras la presión vecinal contra la apertura en Verónica Anzures. La nueva sede, sin señalización visible en una zona industrial, reabrió este lunes tras dos meses de inactividad, periodo en el que ninguna solicitud de refugio fue atendida. Decenas de migrantes, incluidos haitianos y venezolanos, expresan frustración por la burocracia y los costos asociados a la renovación de sus trámites migratorios. La Secretaría de Gobernación asegura que la Comar no es responsable de los campamentos de migrantes, defendiéndose de las críticas vecinales.
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