La candidatura conjunta de España, Marruecos y Portugal será la anfitriona del Mundial de 2030, un logro que se concreta sin competencia pese a las controversias internas en el fútbol español. Este lunes, se prevé la elección de Rafael Louzán, inhabilitado previamente por prevaricación, como nuevo presidente, lo que ha generado indignación en el Gobierno, que recuerda el pasado silencioso ante las polémicas de Rubiales y su vinculación con acuerdos cuestionables como el de la Supercopa con Gerard Piqué. Mientras celebramos la sede del Mundial, surge la incertidumbre sobre si la final se jugará en suelo español, dado el interés de Marruecos y la necesidad diplomática de mantener buenas relaciones con el vecino.
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