El tranvía de Jerusalén, considerado un símbolo de la ocupación israelí en áreas palestinas y vinculado a asentamientos ilegales, ha colocado nuevamente a la empresa vasca CAF bajo la lupa internacional. A pesar de las acusaciones de vulnerar derechos humanos, CAF defiende que el tranvía proporciona beneficios significativos a la población local y niega impactos adversos. En vísperas de un informe de la ONU que incluirá a CAF en una lista de empresas operando en territorios ocupados, la compañía sostiene que su proyecto favorece el acceso al empleo y servicios públicos, beneficiando especialmente a la comunidad árabe. Sin embargo, organizaciones como la ONU argumentan que la participación en estos proyectos refuerza la ocupación israelí. CAF insiste en su compromiso con la ética empresarial y el cumplimiento de directrices internacionales.
Leer noticia completa de Internacional en El Independiente.
