Durante la cumbre del G20 en Río de Janeiro, la ausencia del presidente electo de EE.UU., Donald Trump, marcó las conversaciones entre líderes como Xi Jinping y Joe Biden. El aislacionismo de Trump contrasta con el multilateralismo del anfitrión Lula da Silva, quien reafirmó el regreso de Brasil a la escena internacional y promovió la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza. Sin embargo, la incertidumbre sobre el futuro de la cooperación global aumentó con las tensiones geopolíticas y la falta de consenso sobre impuestos a las grandes fortunas y el cambio climático. La agresión rusa en Ucrania y las nuevas directrices estadounidenses con sus aliados impulsaron la atención internacional, mientras las divisiones internas del G20, como la postura ambigua de la India frente a Rusia, reflejaron los desafíos de un mundo fragmentado.
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