En el contexto de una crucial cumbre de la OTAN en La Haya, Alemania emerge como líder al comprometerse a aumentar su gasto militar al 5% del PIB para 2029, en respuesta a las amenazas de Rusia y las demandas de Donald Trump, quien exige a los aliados europeos un incremento en sus presupuestos de defensa. Sin embargo, España genera polémica al insistir en cumplir sus obligaciones con solo el 2.1% del PIB, lo que pone en riesgo la unidad de la alianza. Mientras tanto, EE.UU. se retira gradualmente del apoyo a Ucrania, delegando en Alemania un papel más prominente. La cumbre marca un regreso a niveles de gasto de la Guerra Fría, subrayado por una advertencia sobre la creciente amenaza rusa.
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