A pesar de la falta de un puente festivo completo en la primera semana de diciembre, el inicio de las celebraciones navideñas ya está en pleno apogeo, marcando el comienzo de una temporada caracterizada por prisas y agitación. El Black Friday ha pasado a ser un ritual previo, con consumidores previsores aprovechando ofertas, mientras la decoración y los mercadillos navideños anuncian una cuenta atrás definitiva hacia la Navidad. Las reacciones ante esta época son diversas: desde entusiastas dispuestos a sumarse con gorritos de Papá Noel y cenas de empresa, hasta detractores que temen las inevitables tensiones de las festividades. Las cenas familiares, entre encuentros alegres y tensiones, requieren diplomacia, una habilidad ausente en un entorno político que no promete treguas, ni siquiera en Navidad.
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