En un intenso partido entre Barcelona y Atalanta, donde los azulgranas buscaban afianzar el liderato tras la derrota del Liverpool, una decisión táctica de Hansi Flick cambió el rumbo de los acontecimientos. En los últimos minutos, el técnico reemplazó a Lamine Yamal, quien había provocado una falta peligrosa, causando visible frustración en el joven jugador. Con gestos de desaprobación, Yamal dejó el campo sin ocultar su enfado, aunque después trató de restar importancia al incidente, afirmando que el deseo de ganar era lo que primaba. Raphinha, uno de los capitanes, expresó su comprensión hacia el enojo de Yamal, recordando experiencias similares en el pasado. Flick, en un esfuerzo por apaciguar la situación, justificó el cambio como parte de sus decisiones tácticas para intentar modificar el resultado. Tras el encuentro, donde Yamal fue galardonado como el mejor jugador, el jugador aprovechó para minimizar el episodio y recibir el respaldo continuo del entrenador alemán.
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