Joan Laporta, figura central del FC Barcelona, ha sido una figura polarizadora desde su irrupción en el mundo deportivo, siendo reconocido tanto por su audacia como por su controvertido estilo de gestión. Su primera llegada a la presidencia del club en 2003 lo vio desafiar las expectativas al vencer al favorito del establecimiento, Lluís Bassat, con promesas grandilocuentes como el fichaje de David Beckham, que nunca se materializó. Laporta ha sido comparado con otros políticos como Gabriel Rufián, cuestionándose su versatilidad en diversos terrenos, algo que Rufián ha demostrado con su habilidad en redes sociales pero que contrasta con su salario público. A pesar de una imagen pública que oscila entre lo heroico y lo errático, marcada por incidentes personales y desavenencias con la directiva actual, Laporta ha mantenido una conexión emocional con el aficionado del Barça, aunque su último periodo de liderazgo deja interrogantes sobre el futuro del club tras su salida. Su gestión, a veces improvisada, refleja un patrón de parches y decisiones de riesgo que, aunque han mantenido a la afición expectante, generan dudas sobre la estabilidad futura del Barça.
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