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Las Aves de Montaña en la Provincia de Málaga

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Águila perdicera

En este mes de noviembre, acabamos de presentar la última publicación de la colección Birding Málaga titulada ‘Aves de Montaña de la provincia de Málaga’. En las próximas líneas, haremos un primer acercamiento a esta fascinante comunidad ornitológica.

Es necesario aclarar que el término ‘ave de montaña’ no es una categoría taxonómica, por lo que no presenta una definición unívoca y taxativa. En nuestra publicación, con un propósito divulgativo, hemos adoptado un criterio amplio, incluyendo dentro de la categoría de ‘aves de montaña’ a aquellas especies que encontramos con regularidad en hábitats de mayor altitud, donde predominan los sustratos rocosos. En estos ambientes, las formaciones vegetales están representadas mayoritariamente por matorrales, arbustos y praderas, apareciendo árboles de forma dispersa. Hemos optado por no incluir las aves de formaciones forestales de montaña, ya que han sido extensamente tratadas en la publicación ‘Aves forestales de la provincia de Málaga’, editada por la Diputación de Málaga en 2020.

La publicación incluye fichas con información detallada de 50 especies que podemos observar en los ambientes montañosos. Algunas de estas aves, como el treparriscos o la collalba gris, están muy especializadas en los ambientes de alta montaña; sin embargo, también incluimos especies más generalistas y adaptativas que pueden verse tanto en áreas de montaña como en otros hábitats a menores altitudes, como es el caso de la tarabilla europea o el pardillo común.

Dentro de esta comunidad ornítica, encontramos aves que desarrollan todo su ciclo vital en áreas montañosas, como el roquero rojo, mientras que otras aprovechan riscos y cortados, desplazándose grandes distancias para alimentarse, como el buitre leonado o el vencejo real. Hay especies que permanecen todo el año en la provincia, como la chova piquirroja, y otras que son estivales, como la collalba gris, o invernantes, como el mirlo capiblanco. También se distinguen especies de presencia regular, como el gorrión chillón, frente a otras más ocasionales, como el treparriscos.

Otro aspecto que contribuye a la diversidad de las aves de montaña son los distintos ambientes donde podemos encontrarlas. Por un lado, encontramos aves de pastos y praderas en zonas de cumbre y mesetas, como la collalba gris y el bisbita campestre. Por otro lado, hay aves de paredes verticales, tajos y cortados, donde podemos ver tanto rapaces (alimoche, águilas perdicera y real) como aves insectívoras (avión roquero y vencejo real) y córvidos (chova piquirroja, cuervo y grajilla).

Las aves asociadas a los arbustos y matorrales, como diversas currucas y frugívoras, también son parte importante de esta comunidad. En las cabeceras y tramos altos de ríos, hallamos aves singulares, como el mirlo acuático y la lavandera cascadeña, cuyos nombres aluden a sus hábitats preferentes. Finalmente, en espacios abiertos, encontramos especies que ocupan un amplio rango altitudinal, integrando áreas de montaña y zonas de menor altitud, como la tarabilla europea o el alcaudón real.

Las aves que se desenvuelven en la alta montaña presentan diversas adaptaciones para sobrevivir los rigores de este hábitat. En altitudes elevadas, la disponibilidad de oxígeno es limitada, por lo que algunas aves han desarrollado sistemas de respiración altamente eficientes, con una hemoglobina especializada que les permite extraer oxígeno a bajas concentraciones. Además, para protegerse de las bajas temperaturas, presentan un plumaje denso y aislante. Algunas especies, además, poseen plumajes crípticos que las camuflan en medios rocosos frente a sus depredadores, así como patas y garras fuertes, adaptadas a su entorno.

Esto es solo un aperitivo. Si deseas conocer más sobre estas aves montañeras, su distribución en la provincia y las amenazas que enfrenta su supervivencia en un contexto de cambio climático, no dejes de leer ‘Aves de Montaña de la provincia de Málaga’.

La publicación puede descargarse gratuitamente en un enlace que se facilitará. Unas 50 especies pueden ser observadas en nuestras sierras y montañas, lo que enriquece la biodiversidad de la provincia y contribuye a su riqueza ornitológica.

Fuente: Diputación de Málaga.

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