Durante un emotivo encuentro con el Colegio Cardenalicio, se llevó a cabo una oración en latín para pedir la guía y entusiasmo del Señor para la Iglesia. En la primera parte del evento se compartieron reflexiones, mientras que en la segunda se estableció un diálogo para escuchar consejos y propuestas de los cardenales. La ocasión, marcada por la tristeza de la pérdida del Papa Francisco y la esperanza de la Pascua, sirvió para renovar el compromiso de seguir los principios del Concilio Vaticano II, destacando la importancia de la misión, colegialidad y diálogo con el mundo contemporáneo. Se anunció la decisión de adoptar el nombre de León XIV, en honor a León XIII y su respuesta a las revoluciones sociales, resaltando la necesidad de adaptar la doctrina social de la Iglesia a los desafíos actuales. Concluyó con un llamado a que una llama de fe y amor ilumine el mundo, siguiendo el deseo expresado por Pablo VI en 1963.
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