La reciente recolección de cereales en el campo andaluz ha llevado a los almacenes de las cooperativas cerealistas de la región a contar con una importante cantidad de grano para esta campaña. Los cultivos, que incluyen trigo duro, trigo blando, cebada, triticale, maíz, avena, centeno y sorgo, se han beneficiado de las lluvias caídas entre octubre y mayo, y especialmente durante la Semana Santa, que han mejorado notablemente los rendimientos en las cosechas.
Según las estimaciones de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, la producción total de cereales alcanzará alrededor de 1,7 millones de toneladas, de las cuales 1,1 millones serán de trigo. Esta cifra no solo representa una recuperación respecto a la catastrófica campaña de 2023, sino que también supera el promedio de producción de los años 2019 a 2022, que se situó en torno a 1,6 millones de toneladas. Alejandro Oliver, presidente sectorial de cultivos herbáceos de la federación regional, destaca que esta mejora se debe a los rendimientos obtenidos en el campo, que han sido notablemente superiores a los de años anteriores. En particular, el trigo blando ha promediado unos 4.016 kilos por hectárea, frente a los 2.966 kg/ha de la media de 2019-2022, mientras que el trigo duro ha alcanzado 3.330 kilos por hectárea, también por encima de la media anterior.
A pesar de este aumento en la producción, vale la pena señalar que la superficie sembrada de cereales ha disminuido. En total, se han plantado 565.711 hectáreas en Andalucía, casi 37.000 menos que en el periodo anterior 2019-2022, cuando se cultivaron 602.583 hectáreas. Esta reducción ha sido atribuida a la baja rentabilidad del cultivo, un problema que se ha agudizado en los últimos años.
El incremento productivo permite la reanudación de las exportaciones de trigo duro, con alrededor de 400.000 toneladas que se prevé exportar en esta campaña. Hasta el momento, se han gestionado 150.000 toneladas de trigo andaluz para su envío a países como Portugal, Italia, Túnez, Marruecos y Bélgica.
Sin embargo, no todo son buenas noticias. La calidad del grano es desigual según las diferentes zonas productoras y las plagas, como la roya negra, han impactado considerablemente en ciertas áreas, como la provincia de Cádiz. Alejandro Oliver alerta sobre los altos costes y los precios bajos de los cereales, lo que dificulta la rentabilidad en la producción. Desde hace un año y medio, los precios de los cereales en los mercados de referencia han ido en descenso, una tendencia que se ha agravado al inicio de esta campaña debido a las expectativas de una buena cosecha en Canadá y Turquía.
Frente a estos desafíos, las cooperativas cerealistas andaluzas están priorizando la innovación y la mejora vegetal. Están trabajando, a través de la empresa obtentora Agrovegetal, en el desarrollo de nuevas variedades de trigo duro, trigo blando y triticale adaptadas a las condiciones extremas de Andalucía y preparadas para enfrentar los retos del cambio climático. Con múltiples ensayos en curso, el objetivo es responder tanto a las necesidades de los agricultores, en términos de rendimiento y resistencia a enfermedades, como a los estándares de calidad exigidos por la industria transformadora.
En cuanto al girasol, cuya cosecha avanzará a lo largo de agosto, se prevé una producción no homogénea, influenciada por las condiciones climáticas que han afectado disparmente a las distintas comarcas. En esta campaña 2023-2024, se han sembrado 181.758 hectáreas de girasol en Andalucía, lo que representa una disminución de casi un 14% en comparación con el periodo 2019-2022, cuando se cultivaron 210.654 hectáreas.
Finalmente, Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía cuenta con 84 cooperativas adheridas que se dedican a los cultivos herbáceos, alcanzando en 2023 una facturación superior a los 392 millones de euros, reflejando la importancia del sector cerealista en la economía local.
Fuente: Cooperativas agro-alimentarias Andalucía.