En el Festival de San Sebastián, la película de Alauda Ruiz de Azúa, que narra la historia de una joven aspirante a monja, se alzó con el premio principal, en una edición marcada por intensas protestas propalestinas. El cine español brilló notablemente, eclipsando a una sección oficial con propuestas internacionales consideradas irrelevantes y poco inspiradoras.
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