La crisis política en Serbia se intensifica pese a la dimisión del primer ministro Milos Vucevic, ya que las protestas estudiantiles continúan desafiando al régimen del presidente Aleksandar Vucic. Miles de jóvenes marcharon en Belgrado, exigiendo reformas democráticas y mayores presupuestos para la educación, tras meses de manifestaciones que denuncian una autocracia encubierta bajo un sistema parlamentario controlado por un solo hombre. Vucic, en un intento por mantenerse en el poder, no descarta elecciones anticipadas que la oposición critica por su falta de transparencia y equidad. Aunque el Partido Progresista Serbio mantiene el control, la oposición y los estudiantes piden publicar documentación sobre tragedias pasadas y detener la represión de manifestantes, mientras que el futuro gobierno enfrenta el reto de garantizar un sistema electoral justo. La oposición aboga por la transición hacia una democracia real, con la esperanza de lograr un cambio pacífico en un país que aspira a integrarse en la Unión Europea, pero que sigue lidiando con complejas alianzas internacionales y cuestionadas prácticas de corrupción.
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