Ariel, un joven israelí de 26 años, y David, de 24, son parte de los miles de reservistas reacios a volver a filas tras experiencias traumáticas en Cisjordania y Gaza, donde presenciaron violaciones de derechos humanos y participaron en acciones militares que ahora condenan. Ariel, quien sirvió tres años en Cisjordania y luego en Gaza tras los ataques de Hamás, se niega a regresar a la infantería, citando razones éticas y morales. David, tras ejercer como médico de combate en Gaza, comparte el escepticismo sobre la utilidad y moralidad de la guerra. Ambos jóvenes expresan una creciente desesperanza por la posibilidad de paz y critican al gobierno israelí por perpetuar el conflicto para mantener el poder, mientras observan con escepticismo y esperanza contenida las voces crecientes contra la guerra.
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