La reciente decisión política en Francia ha generado reacciones polarizadas. Mientras que la izquierda celebra el acontecimiento como «una victoria de la movilización popular», la líder de extrema derecha, Marine Le Pen, lo condena calificándolo como «un error político y moral». Esta división subraya las tensiones políticas en el país, reflejando la profunda brecha ideológica dentro de la sociedad francesa.
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