La reciente toma de posesión de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela ha intensificado la crisis política en el país, generando un nuevo capítulo de controversia tras las elecciones de julio. En un acto adelantado y marcado por la ausencia del supuesto ganador, Edmundo González Urrutia, Maduro asumió su tercer mandato hasta 2031, contando con el respaldo de un parlamento controlado por el oficialismo y el apoyo de líderes internacionales aliados. Sin embargo, la oposición acusó a Maduro de perpetrar un «golpe de Estado» al usurpar el poder en contra de la voluntad popular expresada en las urnas. La comunidad internacional, incluyendo la Unión Europea y Estados Unidos, ha desconocido la legitimidad de su gobierno y ha manifestado su apoyo a González Urrutia, considerado el presidente legítimo electo. Ante estas tensiones, la oposición ha prometido una resistencia democrática activa para restaurar lo que consideran un proceso electoral genuino y democrático en Venezuela.
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