En la Plaza de Las Ventas, durante la corrida que marcó el Domingo de Ramos, Antonio Ferrera brilló por su destreza y singularidad, a pesar de la falta de reconocimiento habitual del taurinismo y la afición. Ferrera, un torero independiente, mostró su experiencia y creatividad en la lidia, especialmente en sus quites y manejo de la muleta, aunque tuvo dificultades con la espada y un toro complicado. Alejandro Mora, quien confirmaba su alternativa, no logró estar a la altura, recibiendo los tres avisos al no haber rematado al toro a tiempo. David de Miranda también decepcionó, lidiando con un lote poco favorable y mostrando un rendimiento insustancial. En general, los toros de Valdellán presentaron características nobles pero sosas, y el evento dejó una sensación de insatisfacción entre los asistentes, que en su mayoría esperaban más de los jóvenes toreros.
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