San Mamés vivió un intenso partido amistoso entre Euskadi y Palestina, caracterizado por un ambiente propalestino que colmó el estadio con más de 50.000 personas. El evento, celebrado en un clima de solidaridad con Palestina, estuvo marcado por manifestaciones previas con cánticos contra España en las inmediaciones del estadio. En su interior, los jugadores palestinos llevaron flores como símbolo y el público mostró mosaicos de la ikurriña y la bandera palestina con mensajes contra el genocidio. La ceremonia incluyó actuaciones musicales y la muestra de un fragmento del Guernica, destacando un esfuerzo conjunto por transmitir un mensaje de libertad y paz, culminando con un minuto de silencio en memoria de las víctimas de Gaza.
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