El gobierno español ha decidido no adquirir los cazas estadounidenses F-35, priorizando inversiones en programas europeos como el Eurofighter, lo cual podría facilitar que Marruecos acceda a estos avanzados aviones, alterando el equilibrio estratégico en la región mediterránea. Esta decisión, que responde a criterios presupuestarios e ideológicos, ha generado preocupación en círculos militares sobre la pérdida de capacidad operativa de la Armada española. Además, refleja un distanciamiento político con la administración Trump, que podría conllevar represalias de parte de Estados Unidos. La competencia armamentística entre Marruecos y Argelia continúa intensificándose, mientras España se enfrenta al desafío de mantenerse tecnológica y operativamente relevante en un contexto geopolítico cambiante.
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