Contar con protocolos de intervención y de respuesta actualizados es esencial para garantizar la protección ante un ciberataque. A pesar de ello, solo entre el 15% y el 19% de los responsables de seguridad (Chief Information Security Officer-CISO) españoles ponen a prueba regularmente sus planes de recuperación y respuesta.
El primer semestre de este año fue testigo de una oleada de ciberataques que sacudió el panorama empresarial español. Empresas de renombre como Iberdrola, Banco Santander y Telefónica fueron algunas de las víctimas. Incluso nosotros, en Ciclogreen, sufrimos las consecuencias. Esta serie de cibercrímenes nos volvió a recordar una verdad incómoda: hasta las empresas con los más robustos protocolos de seguridad son vulnerables. Sin embargo, también nos revelaron otra realidad: los daños fueron mínimos, gracias a planes de seguridad que van más allá de la mera prevención.
La pregunta clave es: ¿cuántas empresas están realmente preparadas para responder a un ciberataque con garantías de éxito? La prevención es crucial, sin duda, pero ¿qué ocurre cuando falla? Es en ese momento cuando los protocolos de intervención y respuesta deben entrar en juego.
Sin embargo, sorprendentemente pocas empresas están realmente listas para responder a un ciberataque con éxito. Un estudio de IDC revela que solo entre el 15% y el 19% de los Chief Information Security Officer (CISO) españoles ponen a prueba regularmente sus planes de recuperación y respuesta.
Si esto no fuera suficiente para hacernos reflexionar, hay otro dato alarmante: según Telefónica Cyber Security Tech, el 60% de las pymes europeas se ven obligadas a cerrar en menos de seis meses tras sufrir un ciberataque. Muchas de estas empresas podrían haberse salvado si hubieran tenido un plan de respuesta adecuado. La cuestión ya no es si seremos atacados, sino cuándo. Y cuando ese momento llegue, ¿podremos responder con eficacia?
El Centro Criptológico Nacional ofrece una estadística preocupante: España registró un total de 940.776 cibercrímenes en los primeros nueve meses de 2023, un aumento del 21,5% respecto al año anterior. La sofisticación y el éxito de estos ataques se incrementan. Los ciberdelincuentes ya no solo tratan de «asaltar la fortaleza principal», sino que ahora apuntan a los eslabones más débiles, es decir, a las cadenas de suministro y los partners comerciales. Estas conexiones a menudo sirven como puntos de entrada perfectos para infiltrarse en sistemas más robustos.
En este contexto, es crucial que las empresas tengan en cuenta que su seguridad no termina en sus propias barreras protectoras. Pueden tener firewalls impenetrables, pero si un proveedor que maneja sus datos de clientes tiene una brecha de seguridad, todo el sistema está en riesgo.
Entre los ciberataques más comunes se encuentran el phishing, el ransomware, las fallas de software y la denegación de servicio (DDoS). Imagina llegar a la oficina un lunes por la mañana y descubrir que todos tus archivos están encriptados, con un mensaje que dice «Paga o despídete de tu información». Es la realidad del ransomware. O esos correos que parecen legítimos y piden verificar la identidad, parte de la táctica del phishing. Estos ataques pueden poner en riesgo la seguridad de una empresa y la de sus socios comerciales.
En Ciclogreen, cuando sufrimos el ataque, respondimos con confianza gracias a un plan de respuesta a incidentes detallado y testado. Este plan se basó en siete puntos esenciales: identificación y contención rápida, desconexión estratégica, backups, acciones técnicas adicionales, notificación a los afectados, investigación profunda y prevención futura. ¿Es mucho trabajo? Sí, pero es una necesidad en el mundo digital de hoy.
La prevención es fundamental, pero no siempre podemos evitar los ataques por completo. El cibercrimen se ha convertido en la tercera economía mundial y se estima que crecerá entre el 25% y el 30% este año. En este escenario, rendirse no es una opción. Cada empresa necesita un plan de respuesta detallado, testado y actualizado regularmente. La próxima Normativa NIS2, prevista para octubre, amplía su alcance para incluir también a las pequeñas empresas, buscando crear un nivel común de ciberseguridad adaptado a las crecientes amenazas.
Nuestra seguridad es tan fuerte como el eslabón más débil de nuestra cadena de socios comerciales. La colaboración es más necesaria que nunca. Compartir conocimientos, mejores prácticas y nuevas tecnologías no solo nos fortalece individualmente, sino que eleva todo el panorama de la ciberseguridad.
La verdadera victoria no está en evitar cada ataque, sino en ser tan resilientes que ningún ciberdelincuente pueda derribarnos. No podemos permitirnos formar parte de ese 60% de empresas que cierran después de sufrir un ciberataque. Es hora de prepararnos, unirnos y salir fortalecidos de cada desafío. El futuro de la ciberseguridad está en nuestras manos. ¿Está listo nuestro tejido empresarial para afrontarlo?