La reciente creación de la especialidad de Medicina de Urgencias y Emergencias marca un momento crucial para el sistema sanitario, particularmente en Andalucía. Esta aprobación, promulgada por el Ministerio de Sanidad a través de un Real Decreto, se ha visto como una respuesta esperada tras décadas de demandas por parte de médicos de urgencias. Sin embargo, su implementación plantea varios desafíos significativos que deben abordarse de inmediato.
Uno de los aspectos más controvertidos del Real Decreto es el acceso al nuevo título de especialista para aquellos profesionales que ya ejercen en este ámbito. Se estipula que los médicos deben demostrar su experiencia en Unidades de Urgencias hospitalarias y en Unidades Móviles extrahospitalarias. Si bien los facultativos del 061 y de los Servicios de Urgencias hospitalarios pueden validar fácilmente su experiencia, los médicos de Atención Primaria enfrentan una situación más complicada y poco clara. Esta incertidumbre es en gran parte consecuencia del desorden que ha caracterizado esta área del sistema de salud.
El 061 desempeña un papel fundamental en la atención de urgencias y emergencias extrahospitalarias, y sus profesionales podrán certificar sin problemas su actividad para obtener el nuevo título. Sin embargo, los médicos de los Servicios de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) y los Equipos Básicos de Atención Primaria (EBAP) no solo cubren la asistencia urgente; muchos de ellos también hacen frente a consultas programadas. En algunas provincias de Andalucía, los EBAP son responsables de hasta un 80% de las guardias de urgencias, y es común que los médicos tengan que alternar entre atender urgencias y gestionar citas programadas.
Este cruce de funciones ha creado un panorama confuso, afectando no solo la atención al paciente, sino también las condiciones laborales de los propios médicos. En las zonas donde el 061 no tiene cobertura, los Equipos Móviles de Atención Primaria asumen esta responsabilidad, a menudo bajo un contexto de escasez de recursos y personal.
Es evidente que la falta de estructura en la atención de urgencias en el ámbito extrahospitalario repercute negativamente en la calidad del servicio y en las condiciones laborales. Por ello, es fundamental que el Servicio Andaluz de Salud (SAS) tome medidas urgentes para establecer plantillas adecuadas y circuitos diferenciados para la actividad programada y urgente, tal como se hace en el ámbito hospitalario. La actual situación de precariedad y desorganización debe ser resuelta con prontitud.
Del mismo modo, el SAS tiene la responsabilidad de garantizar que todas las Unidades que brindan atención a urgencias y emergencias sean correctamente codificadas. Esto permitirá que todos los médicos que desempeñan estas funciones puedan acceder al nuevo título de especialista sin obstáculos indebidos. No se puede permitir que profesionales con roles y responsabilidades similares estén sujetos a regímenes laborales y retributivos dispares.
Aunque el actual equipo de la Consejería de Salud herede un sistema caótico, tiene la obligación de abordar y corregir estas deficiencias. La creación de la especialidad de Medicina de Urgencias y Emergencias no debe convertirse en una oportunidad perdida, sino que debe ser vista como una ocasión para reestructurar y ordenar el sistema de urgencias en Andalucía. Si el nuevo equipo está comprometido con la imperativa reforma que este sector requiere, contará con el apoyo y la colaboración del Comité Ejecutivo del SMA para llevar a cabo los cambios necesarios.
Fuente: Sindicato Médico Andaluz.