La población de Moldavia rechazó la adhesión a la Unión Europea en un referéndum boicoteado por candidatos prorrusos, con un 54.65% de votos en contra. A pesar de un incentivo de asistencia de 1.800 millones de euros por parte de Bruselas y que el país exporta 65% de sus productos a la UE, los votantes rusoparlantes criticaron al gobierno por no explicar adecuadamente las implicaciones jurídicas de la integración. Además, el referéndum coincidió con las elecciones presidenciales en un contexto marcado por dificultades económicas y el conflicto en Ucrania. La presidenta Maia Sandu, que promovía la adhesión a la UE, no logró ser reelegida y se prepara para una segunda vuelta electoral en noviembre contra el candidato respaldado por el Kremlin, Alexandr Stoianoglo.
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