Maia Sandu, la actual presidenta de Moldavia y líder proeuropea, ha ganado las elecciones frente a su principal rival, un candidato respaldado por el Kremlin. Este triunfo refuerza la orientación de Moldavia hacia Europa, alejándose de la influencia rusa en la región. La victoria de Sandu se interpreta como un fuerte respaldo popular hacia las políticas de integración europea y refuerza su mandato en un contexto geopolítico tenso. La elección destaca el creciente deseo de los moldavos de fortalecer sus lazos con la Unión Europea, marcando un cambio significativo en la postura política del país.
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